lunes, 1 de diciembre de 2008

El origen judío del Cristianismo

Leo con cierta sorpresa la contratapa de un libro que me llamó la atención. Se trata de “Los Rollos del Mar Muerto y los orígenes judíos del Cristianismo” de Carsten Peter Thiede. En la contratapa se dice que Thiede «plantea una hipótesis radical: los primeros cristianos no consideraban estar fundando una nueva religión, se asumían como un movimiento aún apegado al dogma y la tradición judía». Thiede habría llegado a esta conclusión tras investigar los manuscritos de origen judío que fueron hallados en una gruta a orillas del Mar Muerto en 1947.

En realidad la hipótesis de Thiede no tiene mucho de espectacular para los cristianos. En el Nuevo Testamento queda claro que para la comunidad cristiana Jesús no había venido a fundar una religión, y menos una nueva, sino a dar cumplimiento, precisamente, de las profecías sobre el Mesías (Cristo en hebreo) que figuraban muchos siglos antes en las escrituras sagradas judías, las cuales forman también parte de la Biblia (ver Isaías 53). El Evangelio de Mateo, por ejemplo, está principalmente dirigido a mostrar al pueblo judío que Jesús era el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento. Justamente por ello, en Mateo 5:17, Jesús dice «17 No piensen que he venido a anular la ley o los profetas; no he venido a anularlos sino a darles cumplimiento». Cabe recordar, también, que la Última Cena de Jesús y sus doce apóstoles no era otra cosa que la cena Pascua Judía (Passover), en celebración de la liberación del pueblo judío del yugo egipcio, tal como narra el capítulo 12 de Éxodo. No obstante, para los cristianos, las costumbres judías como el tabernáculo y el sacrificio quedaron anuladas tras la venida de Jesús: Ya no tenían sentido puesto que él fue el sacrificio y tabernáculo perfecto. Para los cristianos, además, la promesa de salvación se extiende al mundo entero, no se limita al pueblo de Israel. En el famoso pasaje con la mujer samaritana, Jesús deja claro que la salvación era incluso para los no judíos (Juan capítulo 4). Posteriormente, Pablo llevó ese mensaje a pueblos no judíos por lo que es conocido como el "apostol de los gentiles" ("gentiles" es la forma en que los judíos llamaban a los no judíos).

La hipótesis de Thiede, sin embargo, puede ser sorprendente para los judíos ortodoxos (por llamarlos de alguna forma) quienes no creen que Jesús sea el Mesías que fue profetizado a sus antepasados y a quien siguen aún esperando. Por lo general evitan hablar de Jesús y si lo hacen, lo hacen mayormente de forma despectiva. Rechazan, por lo general, leer el Nuevo Testamento (En referencia a esto Juan 1:11 dice «Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron»).

No es casual que gran parte del Nuevo Testamento haya sido escrito por el apóstol Pablo, inicialmente un judío ortodoxo, quien negaba que Jesús fuese el Mesías y consideraba a los judíos conversos a Cristo herejes de la fe judía, aquienes perseguía y asesinaba. La conversión de Pablo al cristianismo se produce cuando reconoce que Jesús sí era el Mesías profetizado muchos siglos atrás al pueblo judío. Pablo, quien probablemente haya sido el apóstol cristiano más influyente en toda la historia, veía su “conversión” no como una negación de su creencia judía previa, sino, por el contrario, como una confirmación de todo lo que él, como judío, creía. Era el cumplimiento de una promesa dada a sus antepasados. (Sugiero leer "El carácter judío del Nuevo Testamento")

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Carlos,
Creo que uno de los mayores errores cuando se estudia las consecuencias de la presencia de Jesús es, lamentablemente, asumir su existencia como cierta.
Las citas bíblicas del Nuevo Testamento parece referir a varios Jesús: uno que es Hijo de Dios desde el alumbramiento virginal de María, y otro, desde el bautizo de Juan, pues es cuando Dios le dice: "Yo hoy te he engendrado". Hay un Jesús que dice no cambiaría una tilde de lo que está escrito pues ha venido a dar cumplimiento las profesías, y relatos más adelante insinúa su imortalidad contradiciendo las escrituras judías.
postulo que en el Nuevo Testamento quedaron atrapados varios cristos. Isaac Asimov ha dicho en uno de sus libro referidos a los orígenes del cristianismo, que para el siglo I muchos fueron los pretendientes de Mesías; muchos que se enfrentaban al amo, Roma. Y el éxito más sonoro fue el de Bar Cojba que proclamó la independencia de Judea. Judas de Gamala estuvo en este camino.
Así que, analizar las consecuencias del accionar de alguien de quien todavía no se ha dicho la útlima palabra, es un error.
Saludos,

Carlos Tovar dijo...

Muchas gracias por tus comentarios.

De acuerdo, sería un error asumir algo sin base, pero no es el caso. La existencia histórica de Jesús no sólo se fundamente en los evangelios y otros libros del nuevo testamento sino en registros históricos. Existen distintas referencias a Jesús como la del historiador judío Flavio Josefo (37 DC) (no me refiero a la versión adulterada, sino a la real) y la de Tácito (55 DC), considerado el más grande historiador de Roma. O la de Suetonio (70-140 DC), secretario jefe del emperador Adriano o Plinio el Joven (62-114 DC).

Sobre las distintas versiones de Cristos sí que la hubo. Los judíos esperaban un libertador que los saque del yugo romano, pero Jesús hablaba de otra tipo de libertad. En el siglo segundo hubo algunos, como Bar Kojba, que intentaron la liberación del yugo romano y fueron recocidos como posibles Mesías. Se pueden ver varios ejemplos.

Ahora bien, yo no veo distintas versiones de Cristo en el Nuevo Testamento. Claro, varios críticos afirman que las ven, pero, hasta ahora, sólo he visto frases sacadas de contexto como sustentación de esas afirmaciones. Uno podría, relativamente fácil, encontrar contradicciones en cualquier libro, por mejor articulado que esté, si saca frases de contexto. ¿Cuántas de las cosas que uno mismo dice pueden sonar distintas o contradictorias si alguien las saca de contexto? A todos nos ha sucedido que tenemos que explicar algo para que no se nos mal entienda. El Nuevo Testamento, sin embargo, me resulta bastante consistente. Y la supuesta existencia de contradicciones ha sido buscada hasta la saciedad.

Sobre todas estas cosas siempre se puede debatir y, claro, dudar. Y me parece que es bueno hacerlo. En cualquier caso estoy convencido que si uno busca respuestas, las encuentra. Pero es uno quien tiene que buscarlas, no dejar que otros nos la den.

Saludo tu interés por el tema y tu opinión distinta de la mía.

Saludos cordiales,

Carlos

Te invito a leer un post que publiqué hace un tiempo que habla de algunas cosas que te pueden interesar.
http://nidodeerratas.blogspot.com/2008/04/separando-la-paja-del-trigo-de-la-puta.html

Anónimo dijo...

Hola Carlos,
He leído tus comentarios sobre la obra de Vallejo, La puta de Babilonia; me parecen interesantes. Pero respecto del tema que nos ocupa, tengo la impresión que sufrimos las consecuencias de 17 siglos de dictadura cultural: la historia escrita y contada desde un solo lado.
El punto más débil en toda la historia del cristianismo contada por Roma es la de creer que el amo edificó una religión sobre la figura de uno de sus esclavos, ¿no te parece? Por entonces, y la historia lo ratifica, el elemento cohesionador para la formación de verdaderos ejércitos era la religión, bajo la creencia que el rey o emperador era el hijo de Dios o el Dios mismo. Esta creencia era sabiamente alimentada por sus respectivas clases sacerdotales. De modo que hablar de religión desconociendo sus implicancias politicas y vínculos con el poder, es arar en el mar.
Desde esta perspectiva es incomprensible que la religión edificada por Roma se refiera a la prédica de un judío.
La teoría planteada en el reciente libro de Juan Antonio Reyes, El evangelio según Leonardo, es que, tanto la palabra Jesús y Cristo, son títulos y no nombres que se refieran a una persona en particular. Jesús (Salvador) y Cristo (Ungido o Elegido) resume o condensa las hitorias de todos los salvadores y elegidos que tenían vigencia en los extensos territorios del Imperio de Roma. Salvadores fueron Amón, Osiris, Atis, Horus, hablando de los míticos. Maní, Issa, Yeshua, si nos fijamos en los humanos. Por esto es que el autor del libro, con mucha razón, sospecha que las historias de muchos de estos salvadores y cristos están atrapadas en la nueva redacción que nació en el siglo IV.
Desde luego, esta es una teoría que podría decirse descabellada porque para cualquiera que escucha la palabra Jesús, en automático conecta con un judío del siglo I, y le resulta imposible creer la teoría planteada por el Sr.Reyes.
Sin embargo sus explicaciones son en verdad sorprendentes.
El Salvador más importante del Imperio era, como todos sabemos, el mítico Mitra; él había nacido un 25 de diciembre y fue adorado por tres reyes magos quienes regalaron oro incienso y mirra. Contaba con doce discípulos, murió y resucitó al tercer día y subió a los cielos. Este culto era seguido desde el 350 Aec, de modo que estaba amplia y profundamente enraizada en la mente del pueblo.
A este culto, debido y por respeto a su amplia difusión, solo restó agregarle historias de salvadores parecidos y formar un solo Salvador. Igual debió ocurrir con la figura de un Cristo: condensar en este nombre la historia de todos los cristos que "habitaban" los extensos dominios de Roma.
La línea cristiana de la rama judía era minoritaria en relación al pensamiento religioso del Imperio; de modo que es imposible que algún judío fuese el Jesús o el Cristo que todos creemos. En otras palabras, Roma secuestró fragmentos de historias de algún lider judío o musulmán (seguramente Issa, que nació de José y María y su nacimiento fue anunciado por Gabriel) para adosarlas a la principal y más conocida de todas la historias: la de Mitra y Atis.
Saludos,

Anónimo dijo...

Hola Carlos,
¿Eres familia del MN Mario Tovar?
Saludos,
Juan Reyes La Rosa

Carlos Tovar dijo...

Estimado,

Con las fiestas no he podido responder hasta hoy. Lo hago rápidamente.

Primero que nada, gracias por la sugerencia de leer el libro de Juan Antonio Reyes. La lectura de libros que brindan una explicación distinta a mis creencias (si se hace seriamente) se ha vuelto en una de mis preferidas últimamente. Uno no debe tener temor a contrastar en lo que cree. En eso seguramente pensamos igual.

A mi forma de ver, sobre la existencia de Jesús y origen judío hay poco que discutir. Incluso los historiadores que no lo consideran el Mesías profetizado aceptan que existió y que fue judío.

Es un hecho histórico que Nerón, que como sabes gobernó Roma en el siglo primero, mató cristianos. O sea, los cristianos ya existían. La hipótesis de que el cristianismo fue un invento del siglo IV no tiene sustento histórico porque justamente hay registros históricos sobre la existencia de estos desde el siglo primero. Los primeros cristianos en Roma eran minoría y estaban lejos de tener un vinculo con el poder. Lo que pasó en el siglo IV fue que con Constantino Roma adoptó la fe cristiana.

Si el cristianismo como lo entendemos los cristianos fue un invento del siglo IV DC ¿cómo es que la copia griega de un libro del Nuevo Testamento (parte del libro de Juan) data de fines del siglo primero o inicios del segundo? ¿Cómo es que en el siglo I DC Nerón mandaba a cristianos a que sean devorados por los leones? Si la hipótesis de Reyes es correcta, tampoco veo razón para que en el siglo IV los romanos si habrían de aceptar un salvador de origen judío. Los romanos, que yo sepa, no esperaban ningún salvador.

La hipótesis de que Jesús fue un invento basado en deidades o mitos pre existentes, ya la he comentado en mi artículo con cierto detalle (ver parte “supuesto calco de deidades pre-cristianas). Claro, se sabe que Jesús no nació un 25 de diciembre, como menciono en mi artículo, sino que la iglesia católica adoptó esa fecha para “cristianizar” una fecha pagana. Los supuestos paralelismo del nacimiento de una virgen, la resurrección, y muchas otras cosas más, etc., son, a mi entender, forzados o carecen de sustento. También los supuestos paralelismos con Mitra (lo menciono en mi artículo) que tu citas no tienen sustento. Tampoco con Zoroastro, Horus, Buda, Atis, etc. Las “coincidencias” que son mencionadas por Vallejo (similares a las que mencionas) me hacen recordar a la leyenda urbana de las supuestas coincidencias entre Lincoln y Kennedy.
(http://nidodeerratas.blogspot.com/2008/09/son-realmente-asombrosas-las-supuestas.html)

En fin, todos tenemos derecho a dudar en algo y creer en otra cosa. Por ello, no pretendo imponer lo que creo a nadie, pero sí contribuir a la búsqueda sobre quién fue Jesús. Con contribuir a ello me doy por satisfecho.

Un saludo cordial y feliz 2009!!!


Carlos

PD: Por cierto, en una parte afirmas “Roma secuestró fragmentos de historias de algún lider judío o musulmán…” Te recuerdo que los musulmanes no aparecieron sino hasta el siglo VII DC y por tanto no pudieron basarse en ningún líder musulmán para inventar nada en el siglo IV DC.

Saludos,

Carlos Tovar dijo...

Estimado Juan Reyes,
No, no soy pariente de Mario Tovar!
Sé quien es él. Siempre me preguntan si soy su familiar!
Te mando un cordial saludo,
Feliz 2009!
Carlos

Anónimo dijo...

Hola, Carlos. TE dejo un enlace a un artículo muy interesante, quizás ya lo conozcas, pero igual por las dudas te lo dejo.
http://jmhernandez.wordpress.com/2009/01/10/a-la-busqueda-del-santo-grial-o-el-enigma-de-leonardo/

Carlos Tovar dijo...

Isaac,
Muchas gracias por el link. No lo conocía. Tampoco había reparado que el nombre del autor del libro que me recomendó leer un lector anónimo era el mismo nombre con el que un "siguiente" lector firmaba su comentario. Muy curioso.
Saludos,
Carlos