martes, 11 de noviembre de 2008

Yo "amaba" a Lucy

En 1974 los científicos evolucionistas bien podrían haber dicho: “Yo amo a Lucy” tomando el título de la famosa serie de TV (“I love Lucy”) de los años 50s, la cual tuvo un sonado éxito de taquilla en los Estados Unidos, y cuyo personaje principal se llamaba precisamente Lucy. ¿Por qué? Porque ese año se descubrió en Etiopia los restos fósiles de “Lucy”, supuestamente el eslabón perdido entre el hombre y el simio. El nombre, por cierto, se lo pusieron porque los científicos que encontraron a "Lucy" estaban escuchando la canción de The Beatles “Lucy in the sky with diamonds”.

Sin embargo, paulatinamente, el entusiasmo sobre quien fuera la engreída de los científicos evolucionistas fue decayendo. Ya en 1977, Steven J. Gould, reputado científico evolucionista de Harward decía: Los árboles evolutivos que adornan nuestros textos tienen data únicamente en las copas y nodos, el resto se infiere, no tiene evidencia fósil (“Historia Natural”, mayo 1977)

Justamente, en el caso de "Lucy", aun siendo el caso más sonado para los científicos evolucionistas, nunca se encontró el cráneo (apenas una parte muy pequeña de él), ni los pies, ni los dedos de la mano. No se encontró ninguna pieza clave como para establecer la naturaleza de "Lucy". Sólo nodos y copas, como diría desilusionado Gould.

Hasta hace poco nunca había visto la siguiente foto, sólo las fotos "recreadas" de "Lucy". Yo también me desilusioné cuando la conocí. Se puede ver que "Lucy" no luce como Lucy. ¡Y pensar que hubo un tiempo en el que yo amaba a "Lucy"!

Actualización: Otra foto de "Lucy".

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