viernes, 18 de enero de 2008

Murió Bobby Fischer

Hoy temprano me llamó William Moreno, amigo y excelente ajedrecista local, para contarme la noticia: “¿Ya te enteraste?, murió Bobby”, me dijo Willy con pena. Si bien la noticia no me agarró tan por sorpresa, sí me apenó mucho. “Finalmente llegó el día”, pensé y le pedí más detalles sobre la noticia…

Curiosamente ayer por la noche conversando con James Alvis, cronista de ajedrez, comentábamos que últimamente la salud de Bobby Fischer se había resquebrajado mucho y que, para colmo de males, las noticias contaban que Bobby se negaba a ir al médico. Hace unos meses fue internado a la fuerza durante unos días en un hospital de Islandia por razones de salud. Ambos éramos de la opinión que en cualquier momento, dentro de los próximos 5 años, el mundo del ajedrez tendría que lamentar la muerte de este genial jugador. Claro, nunca pensamos que ello iba a ocurrir sólo en cuestión de horas.

Luego de recibir la noticia de la muerte de Bobby, me comuniqué con James, quien, como me imaginaba, ya se había enterado del suceso. Ambos reparamos en el hecho curioso de que Bobby había muerto a los 64 años de edad. El número 64 es un número muy especial para el ajedrez porque 64 es el número de casillas que tiene un tablero. Ahora, además, es el número de años que vivió el hombre que partió la historia del ajedrez en dos. Un jugador que es considerado por muchos (entre ellos el actual campeón mundial, Vishy Anand), el mejor ajedrecista de todos los tiempos.

La carrera de Bobby fue espectacular. Jugó prácticamente sólo 15 años, hasta los 29, y causó la más grande revolución del ajedrez (Kasparov dixit). Sus partidas nos quedan como un gran legado que, no dudo, serán reproducidas una y otra vez, mientras se juegue al ajedrez en algún rincón del planeta…

Bobby, con sus geniales partidas y asombrosos resultados deportivos, es uno de los grandes culpables de que el ajedrez calara tan fuerte en mí, tanto que hasta hoy no me pueda sacar el ajedrez de encima. Al reproducir sus partidas tengo la sensación de estar viendo la perfección en el ajedrez... Bobby poseía un estilo de juego asombrosamente lógico y racional. Creo que si la lógica tuviera un rostro, éste sería igual al que dibujaban los desplazamientos de las fichas de ajedrez sobre el tablero cuando eran guiadas por Bobby Fischer!

Hasta siempre Bobby!!

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