viernes, 24 de agosto de 2007

Ajedrez y Literatura

x Carlos Tovar

No son pocas las veces que la literatura ha contado historias relacionadas con el ajedrez. Autores de distintas épocas y de diversas partes del mundo han escrito sobre este bello juego. A continuación mencionaré algunos breves ejemplos.

En "El Amor en los Tiempos del Cólera" (1983) del célebre escritor colombiano Gabriel García Márquez, Juvenal Urbino, uno de los principales personajes de esta entrañable novela, era un apasionado jugador de ajedrez, quien solía jugar con Jeremiah de Saint-Amour, quien a su vez, según se decía, le había ganado una partida al mismísimo Capablanca.

Milan Kundera, escritor de origen checo, en "El Libro de la Risa y el Olvido" (1978), colorea uno de los pasajes de la historia de un personaje llamado Karel, quien en un momento de entusiasmo grita "Soy un Bobby Fischer, soy un Bobby Fischer", haciendo una analogía entre su potencia sexual y la fuerza ajedrecística del excéntrico campeón mundial de 1972.

Pero el ajedrez no sólo ha intervenido para colorear algunos pasajes de las historias contadas por los grandes maestros de la literatura sino que ha llegado a ser uno de los elementos principales de la ficción.

Empezaré con el escritor inglés Lewis Carroll, quien en "Alicia a través del Espejo" (1871), segunda parte de la célebre "Alicia en el País de las Maravillas" (1865), cuenta una historia plagada de fichas de ajedrez en la que Alicia en el rol de un peón blanco se corona reina al llegar a la octava casilla y gana en once jugadas.

El escritor peruano Ricardo Palma, en sus "Tradiciones Peruanas" (1872-1899), narra el supuesto duelo ajedrecístico entre el inca Atahualpa y el conquistador español Francisco Pizarro.
"La Defensa" (1930) del ruso Vadimir Navokov es otra de las novelas en la que el ajedrez es un elemento fundamental de la trama. El protagonista es un gran maestro de nombre Luzhin quien encuentra en el ajedrez una armonía que contrasta con su atormentada vida. La historia de esta novela fue llevada al cine en el año 2000 y tuvo por protagonistas a los excelentes actores John Turturro como Luzhin y Emily Watson como Natalia, la dama de esta ajedrezada historia.

Stefan Zweig, escritor de origen austriaco, escribió "El jugador de Ajedrez" (1941), novela que narra la historia de un doctor que por una circunstancia singular se enfrenta a Czentovic, un ex niño prodigio y campeón mundial de ajedrez en la ficción.

El escritor y matemático brasileño Malba Tahan, en su famoso libro "El Hombre que Calculaba" (1946) lleno de historias que giran en torno de curiosidades matemáticas, cuenta la leyenda de la creación del ajedrez, según la cual este juego fue inventado por un joven brahmán para apaciguar la tristeza de un rey hindú quien había perdido a su hijo en una batalla. Por su parte, en 1960 el extraordinario escritor argentino Jorge Luis Borges le dedicó al ajedrez un lindo poema en la cual le da un carácter casi divino a este juego.

Woody Allen, el genial cineasta norteamericano, también se ha visto atraído por este juego. En su libro "Cómo acabar de una vez por todas con la Cultura" (1974) hay una simpática historia ajedrecística titulada "Cómo acabar con el ajedrez", la cual cuenta una absurda partida por correspondencia entre dos jugadores de ajedrez, Vanderbedian y Gossage, en la que, por un aparente error en la correspondencia, cada uno afirma que cuenta con una posición ganadora.

Un ejemplo más reciente sobre historias en torno al ajedrez es la exitosa novela de corte policial del escritor español Arturo Perez-Reverte "La Tabla de Flandes" (1990). En ella el ajedrez es la clave para encontrar a un asesino, quien deja pistas de sus siguientes pasos a través de problemas de ajedrez.

A propósito he dejado al final a Edgar Allan Poe, uno de los grandes maestros de la literatura universal, quien hizo gala de su extraordinaria capacidad analítica y deductiva en un ensayo publicado en 1836, en el cual demostró que el jugador de ajedrez de Maelzel, supuesto autómata que jugaba al ajedrez, era en realidad controlado por una persona que permanecía oculta debajo de la mesa de juego. Sin embargo, pese a su privilegiada mente analítica, Poe no llegó a captar la mayor profundidad de este juego respecto al juego de damas.

En efecto, en la parte introductoria de su famoso relato "Crímenes en la Rue Morgue" (1841), Poe arguye que la mayor dificultad del ajedrez radica en el movimiento complejo de sus fichas, lo que exige más atención que el juego de damas, pero en este último, de movimientos más sencillos, la dificultad se basa en una mayor profundidad analítica respecto al ajedrez.

Los programas de computadoras permitirían demostrar que Poe estaba equivocado. Mientras a la fecha con el uso de estos programas se ha descubierto el algoritmo para ganar una partida de damas, el algoritmo del ajedrez permanece oculto y se pierde en el infinito de las posibilidades de este juego. Algo más quedó demostrado, Poe, pese a su extraordinaria capacidad analítica, no llegó a entender la profundidad del ajedrez!

Saludos.

Carlos Tovar

NOTA: Articulo publicado por primera vez en la Página Web del "Club de Ajedrez de la UNI" (2001).
http://members.fortunecity.es/unichessclub/

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1 comentario:

Lupa Sívori dijo...

¡Hola! Muy buena nota. Mi fascinación por este juego es muy grande. Además, el ajedrez ha participado más en la ficción que todo el resto de juegos de mesa juntos.

Ha sufrido mínimos cambios a lo largo del tiempo, y cada vez fascina a más personas (incluyéndome). Considerando que el primer movimiento de las blancas produce veinte posibles movimientos y que después del movimiento de las negras, el segundo de la partida, se producen cuatrocientas posibilidades más, puedo entender el por qué.

Armé una nota completa sobre el ajedrez en la ficción, en mi blog de literatura. Me gustaría que puedas darte una vuelta para comentarlo:

Link: http://www.viajarleyendo451.blogspot.com.ar/2013/02/el-ajedrez-en-la-ficcion-cine-y.html


Saludos!

Luciano // Seguime en https://www.facebook.com/sivoriluciano