martes, 29 de octubre de 2013

El Corazón Delator

Los comienzos son tan importantes y la literatura lo sabe bien. Una buena novela o cuento tiene siempre no sólo un buen final sino también un buen comienzo. Un ejemplo de ello es el de “Cien años de Soledad” del Gabriel García Márquez. El Gabo empieza así una de sus más célebres novelas: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde lejana en la que su padre lo llevó a conocer el hielo”.

Se trata de un comienzo magistral, formidable. En pocas líneas, el Gabo ha sido capaz de presentarnos un personaje y hacernos que nos interesemos en él, preguntándonos ¿por qué lo van a fusilar? Y, también, de crear, de inmediato, un ambiente de nostalgia al presentarnos los recuerdos de la niñez de ese personaje (¿hay algo que cause más nostalgia que un hombre a punto de morir recordando su niñez?). Y, finalmente, de sorprendernos respecto al personaje, al hacer que nos preguntemos ¿qué tipo de individuo es éste que no conoce el hielo?

Un comienzo magistral, sin duda, para una novela notable. Sin embargo, si tuviera que quedarme con algún comienzo, me quedaría con el del cuento “El Corazón Delator” de Edgar Allan Poe, mi héroe de la literatura, a quien descubrí cuando tenía 11 años, hurgando en el libro texto que mis hermanos mayores llevaban ese año en el cole. La foto de un hombre de amplia frente y mirada asimétrica y algo adusta me llamó de inmediato la atención. El título del cuento también, el cual empezaba así:

“¡Es verdad! Soy muy nervioso, extraordinariamente nervioso. Lo he sido siempre. ¿Pero por qué dicen que estoy loco? La enfermedad ha aguzado mis sentidos, pero no los ha destruido ni embotado. De todos ellos el más agudo es el oído. Con él he escuchado todas las cosas del cielo y de la tierra, y no pocas del infierno. ¿Entonces, cómo, puedo estar loco? Observen con qué calma, con qué serenidad, puedo contarles esta historia”.

La impresión que este comienzo causó en mí aún perdura en mi memoria. Hasta entonces, los cuentos o pocas novelas que yo había leído eran narrados por alguien que parecía omnisciente, lúcido, equilibrado. Alguien certero, que no mentía, que permanecía más allá de bien y el mal. Alguien como un dios contando una historia. Un narrador inerrante. Pero esta vez, para mi sorpresa, quien contaba la historia era una persona que, aunque se esmeraba nerviosamente por convencernos de todo lo contrario, estaba evidente e irremediablemente loco. El resto del cuento es, también, magistral.

Ese comienzo trajo consigo que quiera leer más de Poe. Leí todos sus cuentos, su única novela, sus poemas y ensayos, por demás brillantes. Descubrí una de las mentes más brillantes que he conocido a través de los libros, una inteligencia notable, un raciocinio impecable.

Poe rompió mi pequeño mundo literario, le dio un giro sin retorno; me hizo conocer que los personajes, aun quienes narraban la historia, podrían ser tan frágiles, tan humanos como cualquier otro.

Luego supe que Poe había sido el iniciador del género policiaco con los “Asesinatos de la Rue Morgue”, donde nos presentó al analítico Aguste Dupin, de quien Conan Doyle se inspiró para hacer su célebre Sherlock Holmes. Fue, también, iniciador del género de miedo, referente hasta hoy, y por siempre, de cualquier autor que escriba en ese género. Incursionó, asimismo, en el género de aventura y, para sorpresa de muchos, en el de humor y con no poco brillo. Influyó en R. L. Stevenson, quien tenía hacia Poe una rara combinación de admiración y crítica; en Baudelaire; en Verne; en Bradbury; en Lovecraft; en Borges; en Cortázar; en Quiroga y en tantos otros grandes de la literatura.

Poe es admirado también por autores de otras artes. En el cómic, nada más y nada menos que Alberto Breccia, uno de los más grandes dibujantes de historietas de todos los tiempos, ha adaptado una notable versión del “El Corazón Delator” al cómic.

En cuanto a la música, Silvio le dedicó “La trova de Edgardo”; The Beatles lo pusieron en la portada de su “Sgt. Pepper´s Lonely Hearts Club Band”; Bob Dylan basó su canción “Just like Tom thumb´s” en un cuento de Poe y The Cure, su canción “Just like Heaven” en uno de sus poemas; Alan Parsons Project dedicó una serie de canciones a Poe en su disco “Tale of Mystery”; Lou Reed le rindió homenaje en su album “The Raven”…

… Y Gustavo Cerati, con Soda Stereo, compuso “Corazón Delator”, en clara alusión al título del cuento de Poe, canción que ahora posteo, aun cuando su letra tenga poco que ver con el relato de Poe. No deja de ser un buen pretexto para juntar a Poe y Cerati en un solo post.


"Corazón Delator"

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