viernes, 9 de abril de 2010

Un lobo en treinta y tres palabras

(Ilustración tomada de la carátula del libro: "El gran libro del lobo feroz")


Últimamente he estado más distraído que de costumbre y dejado prácticamente mi blog de lado, respondiendo sólo algunos comentarios. Tras unas semanillas, lo retomo con un post express de un brevísimo cuento de Ana María Shua (Buenos Aires, 1951) de tan sólo 33 palabras, que extraigo de su libro “La Sueñera” (1984).

“Con una mueca feroz, chorreando sangre y baba, el hombre lobo separa las mandíbulas y desnuda los colmillos amarillos. Un curioso zumbido perfora el aire. El hombre lobo tiene miedo. El dentista también”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

no entiendoooooooo expliquenme

Carlos Tovar dijo...

¿No? Se trata de lo siguiente. Con la última frase “El dentista también” todo lo precedente cobra sentido. Se puede inferir que el hombre lobo estaba en el consultorio de un dentista para que le curen una muela. El zumbido era el del aparato (taladro) que usan los dentistas. El miedo del hombre lobo se debía, entonces, al típico miedo de la mayor parte del mundo a los dentistas. Pero nada de lo anterior lo comprendes sino hasta la última frase. ¿Ahora sí entiendes?

Anónimo dijo...

Yo si lo entendí en cuanto lo leí y me encantó. El gusto está en llegar al final de la historia, lo que impacta es que es tan corta pero que igual te sorprende al final...como los buenos libros.

Pero me impacta mucho más tu amabilidad y ternura para responder a la persona que solicitó ayuda con el cuento... si la otra persona no vio tu respuesta aún o ya no importó..y yo ni sé quien es (adulto o niño) ... te digo Gracias