La primera vez que leí una tira de Liniers me gustó pero, a diferencia de otros autores de historietas que me gustaban, no me resultó fácil expresar porqué.
Pareciera que la mayor parte de sus tiras les falta una viñeta. Como si las cosas quedaran flotando en el aire a la espera de una viñeta que cierre la tira. Pero, precisamente, en eso radica el estilo narrativo que emplea en una buena parte de sus tiras: en dejar flotando en el aire las sensaciones que enfrentan sus personajes, tales como la sorpresa, la vergüenza, el susto, la soledad, desconcierto, etc. Y como muchas de esas sensaciones emanan de situaciones cotidianas, ellas tienen la virtud de ponernos en la piel de los personajes y sentir con ellos vergüenza, soledad, pena, tristeza, alegría, desconcierto y curiosidad. En simple, yo diría que Liniers es un autor de sensaciones.
Pareciera que la mayor parte de sus tiras les falta una viñeta. Como si las cosas quedaran flotando en el aire a la espera de una viñeta que cierre la tira. Pero, precisamente, en eso radica el estilo narrativo que emplea en una buena parte de sus tiras: en dejar flotando en el aire las sensaciones que enfrentan sus personajes, tales como la sorpresa, la vergüenza, el susto, la soledad, desconcierto, etc. Y como muchas de esas sensaciones emanan de situaciones cotidianas, ellas tienen la virtud de ponernos en la piel de los personajes y sentir con ellos vergüenza, soledad, pena, tristeza, alegría, desconcierto y curiosidad. En simple, yo diría que Liniers es un autor de sensaciones.
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