En el ajedrez este ha sido el año de Magnus Carlsen, quien acaba de cumplir 19 años. Extraoficialmente es ya el número uno del ranking mundial de ajedrez. La lista de la FIDE a ser publicada en enero debe confirmar esto. Nunca antes nadie ha liderado el ranking mundial a esa edad.
El ajedrez vive la era de Carlsen, no tengo duda de ello. Esto puede sonar un poco prematuro, pero cederé a la tentación de decirlo: Carlsen tiene todas las cualidades para escribir su nombre al lado de grandes como Capablanca y Fischer. Es, como ya lo he dicho antes, el nuevo Bobby Fischer (leer "Carlsen sobre Fischer" y "Carlsen y Fischer"). Como Bobby, a una edad temprana, su juego presenta una enorme madurez; tiene una excepcional capacidad de cálculo que le permite ver casi siempre más que sus rivales; posee un juego activo siempre en busca de la iniciativa pero sobre la base de sólidos preceptos posicionales; juega maravillosamente bien todas las fases de las partidas; y tiene una actitud ganadora en el tablero.
Sobre esta última cualidad, la actitud ganadora, Carlsen, quien antes ha confesado que intenta imitar el estilo de Bobby Fischer, acaba de decir, con cierta modestia, según una nota de Leontxo García para El País, lo siguiente: “Intento mantenerme fiel al espíritu de Fischer. No ya en mi estilo de juego, que es menos espectacular, pero sí en su actitud combativa, procurando crear algo interesante en cada partida. En este torneo de Londres me he arriesgado bastante más de lo prudente y eso hace que el triunfo sepa mejor”.
En esta nota leemos que su ahora entrenador, el gran Kasparov, dice de Carlsen: “Con frecuencia, cuando analizamos juntos, su idea me parece incorrecta, pero no digo nada. Un rato después veo que él tenía razón". Un comentario muy revelador.
La meta de Carlsen: ser campeón mundial en el 2011. Yo estoy convencido que sólo si pasa algo inesperado Carlsen tendrá que esperar un ciclo más. Asimismo, calculo unos 3 años para que, como la Crónica de una muerte anunciada, Carlsen bata el record 2851 ELO establecido por Kasparov, quien a su vez batió el de Fischer (2785). Existe, claro, una inflación de los ELOs que hace que ellos tiendan a crecer y ser “batidos” con el tiempo, pero, deportiva y sicológicamente, termina siendo importante ostentar dicho récord.
El ajedrez vive la era de Carlsen, no tengo duda de ello. Esto puede sonar un poco prematuro, pero cederé a la tentación de decirlo: Carlsen tiene todas las cualidades para escribir su nombre al lado de grandes como Capablanca y Fischer. Es, como ya lo he dicho antes, el nuevo Bobby Fischer (leer "Carlsen sobre Fischer" y "Carlsen y Fischer"). Como Bobby, a una edad temprana, su juego presenta una enorme madurez; tiene una excepcional capacidad de cálculo que le permite ver casi siempre más que sus rivales; posee un juego activo siempre en busca de la iniciativa pero sobre la base de sólidos preceptos posicionales; juega maravillosamente bien todas las fases de las partidas; y tiene una actitud ganadora en el tablero.
Sobre esta última cualidad, la actitud ganadora, Carlsen, quien antes ha confesado que intenta imitar el estilo de Bobby Fischer, acaba de decir, con cierta modestia, según una nota de Leontxo García para El País, lo siguiente: “Intento mantenerme fiel al espíritu de Fischer. No ya en mi estilo de juego, que es menos espectacular, pero sí en su actitud combativa, procurando crear algo interesante en cada partida. En este torneo de Londres me he arriesgado bastante más de lo prudente y eso hace que el triunfo sepa mejor”.
En esta nota leemos que su ahora entrenador, el gran Kasparov, dice de Carlsen: “Con frecuencia, cuando analizamos juntos, su idea me parece incorrecta, pero no digo nada. Un rato después veo que él tenía razón". Un comentario muy revelador.
La meta de Carlsen: ser campeón mundial en el 2011. Yo estoy convencido que sólo si pasa algo inesperado Carlsen tendrá que esperar un ciclo más. Asimismo, calculo unos 3 años para que, como la Crónica de una muerte anunciada, Carlsen bata el record 2851 ELO establecido por Kasparov, quien a su vez batió el de Fischer (2785). Existe, claro, una inflación de los ELOs que hace que ellos tiendan a crecer y ser “batidos” con el tiempo, pero, deportiva y sicológicamente, termina siendo importante ostentar dicho récord.
Y me atrevo a pronosticar que gracias a una conjunción de actitud, estilo de juego y capacidad, que sólo he visto en Bobby, Carlsen podrá hacer algo más que solía hacer Bobby: arrasar a sus rivales por scores inauditos como los de 6-0. Estoy seguro que Carlsen tendrá triunfos de esa magnitud. Es cuestión de esperar.
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