domingo, 22 de enero de 2012

Como lágrimas en la lluvia...

Ésta es la escena cúspide de Blade Runner, película de culto del género de ciencia ficción. Rick Deckard (Harrison Ford) es un agente encargado de aniquilar a los “replicantes”, seres de forma humana construidos genéticamente que, si bien son más fuertes que los humanos, carecen, aparentemente, de sentimientos. El mundo declara que deben ser exterminados.

Esta escena empieza con Deckard vencido por el replicante Roy Batty. Deckard está a punto de caer al vacío, pero, para su asombro y el del espéctador, es salvado por el replicante, quien sabe que tarde o temprano, así logre escapar de Deckard, será exterminado. Acepta su muerte, pero no quiere más muertes, ni la de Deckard, su enemigo humano. “¿Por qué?”, se pregunta Deckard luego, quizás porque, se responde así mismo, el replicante amaba la VIDA más que nunca antes, y eso implica amar no sólo su vida, sino la de todos. Antes de morir, el replicante solo expresa su lamento, la de una “especie” a punto desaparecer, y dice sobre sus recuerdos, “todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia” (All those moments will be lost in time, like tears in rain).

Definitivamente el buen cine puede hacer poesía…


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