Como más vale tarde que nunca, diré algunas pocas cosas sobre el final de LOST. A buena parte de seguidores de la serie no les gustó el final. Definitivamente no me encuentro en esa parte. El final de LOST me pareció uno de los mejores finales imaginables de la serie. Inteligentemente, creo, descansó no tanto en los secretos de la isla, que terminaron parcialmente revelados, sino en el drama humano de los personajes, que a lo largo de la serie ha sido el elemento principal que la ha distinguido de otras series de aventuras, ciencia ficción y fantasía (porque LOST tuvo de todo esto y más).
Los misterios de la isla, al menos los principales, fueron resueltos en los capítulos previos al final, y aun cuando al final quedaron no pocos cabos sin atar, el drama de cada uno de los personajes quedó resuelto y cerró el círculo. Gian Carlo Román hace un comentario muy interesante al respecto, en su blog el Ciudadano Pop, con el que coincido plenamente:
"Mucha gente se queja que no respondieron preguntas, pero miremos lo que pasa cuando los escritores deciden revelar misterios: terminamos con capítulos como el de Richard o el de Jacob y su hermano. ¿Son buenos? Sí, seguro. Puede ser. Pero no le pisan ni los talones a los mejores capítulos como The Constant y Exodus que tienen particularidad de ser justo dos de los capítulos que nos dejaron con más preguntas”.
El final fue justificadamente emotivo, pero sin caer en el sentimentalismo. El reencuentro entre varios de los personajes, que empiezan a despertar y a cobrar conciencia de que los unía una experiencia pasada y sobre dónde estaban en realidad, fue el principal ingrediente del capítulo final. Creo que fue muy consistente el rol que desempeñó cada personaje en la supuesta vida paralela (casi todo el mundo había asumido que era un mundo futuro alterno o un mundo paralelo, pero, al final, los productores se encargaron de demostrarnos que no era ni lo uno ni lo otro).
Me gustó el rol de Desmond en esta historia paralela, una suerte de Morfeo de Matrix, quien tenía la misión de despertar a cada personaje y hacerle caer en cuenta sobre la realidad en la que está (la muerte). Resultó consistente con sus habilidades en la isla. Me gustó, asimismo, la idea de que Jack haya sido el último en cobrar conciencia de dónde estaba, pues siempre se sintió responsable de sacar con vida de la isla a los seis sobrevivientes y, por tanto, debía ser muy reacio a aceptar que había fracasado (aunque sea sólo en apariencia). También, me gustó el hecho que, de los seis sobrevivientes, sólo Kate y James hayan logrado escapar con vida de la isla, pues eran quienes aún tenían asuntos pendientes con la sociedad. A su vez, me pareció inteligente que haya sido Jack el sucesor inmediato de Jacob (casi no había otra alternativa lógica), pero que terminara pasándole la posta a Hugo. Asimismo, me gustó que quedara bien plasmada la idea de que el paso por la isla de cada uno de los personajes que se reúnen al final en la capilla haya sido el suceso más importante sus vidas, sin importar si lograron escapar de la isla o si murieron en ella intentándolo. Y me gustó, especialmente, que no todos los misterios de la isla hayan sido revelados (¿qué ganábamos con ello?) porque, gracias a que no fue así, la isla preservará su encanto hasta después del final.
See you in another life, brother!
Los misterios de la isla, al menos los principales, fueron resueltos en los capítulos previos al final, y aun cuando al final quedaron no pocos cabos sin atar, el drama de cada uno de los personajes quedó resuelto y cerró el círculo. Gian Carlo Román hace un comentario muy interesante al respecto, en su blog el Ciudadano Pop, con el que coincido plenamente:
"Mucha gente se queja que no respondieron preguntas, pero miremos lo que pasa cuando los escritores deciden revelar misterios: terminamos con capítulos como el de Richard o el de Jacob y su hermano. ¿Son buenos? Sí, seguro. Puede ser. Pero no le pisan ni los talones a los mejores capítulos como The Constant y Exodus que tienen particularidad de ser justo dos de los capítulos que nos dejaron con más preguntas”.
El final fue justificadamente emotivo, pero sin caer en el sentimentalismo. El reencuentro entre varios de los personajes, que empiezan a despertar y a cobrar conciencia de que los unía una experiencia pasada y sobre dónde estaban en realidad, fue el principal ingrediente del capítulo final. Creo que fue muy consistente el rol que desempeñó cada personaje en la supuesta vida paralela (casi todo el mundo había asumido que era un mundo futuro alterno o un mundo paralelo, pero, al final, los productores se encargaron de demostrarnos que no era ni lo uno ni lo otro).
Me gustó el rol de Desmond en esta historia paralela, una suerte de Morfeo de Matrix, quien tenía la misión de despertar a cada personaje y hacerle caer en cuenta sobre la realidad en la que está (la muerte). Resultó consistente con sus habilidades en la isla. Me gustó, asimismo, la idea de que Jack haya sido el último en cobrar conciencia de dónde estaba, pues siempre se sintió responsable de sacar con vida de la isla a los seis sobrevivientes y, por tanto, debía ser muy reacio a aceptar que había fracasado (aunque sea sólo en apariencia). También, me gustó el hecho que, de los seis sobrevivientes, sólo Kate y James hayan logrado escapar con vida de la isla, pues eran quienes aún tenían asuntos pendientes con la sociedad. A su vez, me pareció inteligente que haya sido Jack el sucesor inmediato de Jacob (casi no había otra alternativa lógica), pero que terminara pasándole la posta a Hugo. Asimismo, me gustó que quedara bien plasmada la idea de que el paso por la isla de cada uno de los personajes que se reúnen al final en la capilla haya sido el suceso más importante sus vidas, sin importar si lograron escapar de la isla o si murieron en ella intentándolo. Y me gustó, especialmente, que no todos los misterios de la isla hayan sido revelados (¿qué ganábamos con ello?) porque, gracias a que no fue así, la isla preservará su encanto hasta después del final.
See you in another life, brother!
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