lunes, 3 de septiembre de 2007

El Noveno Arte: La Historieta

x Carlos Tovar

Aunque la fecha de nacimiento de la historieta (conocida también como cómic o tebeo) es incierta, la mayoría de los entendidos concuerda que ella tuvo lugar en Europa a comienzos del siglo XIX, específicamente en Alemania o Inglaterra. La historieta, tal como se la conoce hoy en día, con sus viñetas y globos, terminó de consolidarse a inicios del siglo XX, en gran parte gracias al trabajo de autores estadounidenses como Windsor Mckay, autor de “Little Memo in Slumberland” (El Pequeño Memo en el País de los Sueños).

La primera mitad del siglo XX significó un gran avance para este nuevo arte. Durante esa época, la historieta diversificó sus géneros, pasando del género cómico (de ahí su nombre cómic) a los de ciencia ficción, aventuras, romances, epopeyas, etc. Autores como Alex Raymond ("Flash Gordon", "Jim Jungle", "Secret Agent X-9"), Harold Foster ("Valiant Prince"), Milton Caniff ("Terry and the Pirates", "Male Call"), Al Capp ("Li’l Abner"), elevaron la calidad gráfica y argumental de la historieta, dándole una nueva dimensión.

La segunda mitad del siglo XX significó otro paso adelante. Argentina, España, Francia e Italia fueron cuna de grandes autores. La dupla formada por el guionista argentino Héctor Oesterheld y el uruguayo Alberto Breccia creó una serie de impresionantes obras como "Mort Cinder" o "Sherlock Time". Desde Italia, Hugo Pratt, en cierta forma heredero de Milton Caniff, creó al Corto Maltés, uno de los personajes de aventuras más famosos de la historieta y héroe de "La Balada del Mar Salado". En España, Carlos Giménez, con su serie "Paracuellos del Jaramá", hizo un excelente registro histórico de los Auxilios Sociales creados en la época de Franco. Mientras tanto, en Francia, Moebius (seudónimo de Jean Giraud) alcanzó celebridad con el western "El Teniente Bluberry".

Curiosamente, aunque sus orígenes sean incluso anteriores a los del cine, la historieta tardó mucho más que éste en ser reconocida como arte. Incluso hoy en día, en muchos países se la considera como un arte menor, si acaso es aceptada como tal. Aunque en países europeos, como Bélgica o Francia, la historieta goza de buena reputación, en la mayoría de países del continente americano (salvo tal vez Argentina) no corre igual suerte. Aun en Estados Unidos, cuna de grandes dibujantes de historietas, el cómic no goza de buen prestigio si se le compara con otras artes. Y es que junto a obras notables como la de los autores antes mencionados, durante el siglo XX el desarrollo de la historieta ha estado muy vinculado a nombres de personajes creados con un objetivo fundamentalmente comercial, como el universo de superhéroes y supervillanos que inunda el mercado americano y que se ha extendido en todo el mundo, cuyo objetivo, completamente válido desde luego, es principalmente el de distracción y entretenimiento. Aunque este género ha tenido en la parte gráfica a notables exponentes como Jack Kirby, John Romita, y más recientemente a Frank Miller y Todd McFarlane, por sólo mencionar unos pocos nombres, su línea argumental ha sido, por lo general, menos ambiciosa, exceptuando, claro está, notables trabajos como los de Alan Moore ("Watchmen", "From Hell"), Jeph Loeb ("Spiderman: Blue", "Superman for All Seasons"), entre otros.

Para muchos, la historieta es, lamentablemente, únicamente sinónimo de una historia gráfica que sirve sólo para entretener y distraer. Mero pasatiempo. Cabría recordarles que aunque existan escritores, escultores, cineastas y músicos que únicamente hagan su oficio sin arte, con el mero fin comercial de entretener, ello no implica que la literatura, la escultura, el cine o la música, como géneros de expresión cultural, dejen de ser arte. Todos sabemos que el cine es más que las películas de Indiana Jones, Terminator o Star Wars, por muy buenos filmes de entretenimiento que puedan ser. Aunque la mayor parte de las películas que se producen sea de entretenimiento, a nadie se le ocurriría decir que el cine no es arte. Por lo menos a nadie que haya visto una película como “Los 400 Golpes” de Truffaut, “Ladrón de Bicicletas” de Sicca, “La Naranja Mecánica” de Kubrick, o “Manhattan” de Woody Allen, para citar sólo algunos títulos. Del mismo modo, nadie que haya leído una historieta como “Paracuellos” de Giménez, “La Balada del Mar Salado” de Pratt, “El Condenado” de Saccomano y Mandrafina, “El Eternauta” de Oesterheld y López, “Precinto 56” de Collins y Fernández o “Persépolis” de Satrapi (un ejemplo más reciente), podría ligeramente decir que la historieta no es arte.

Debo decir, sin embargo, que no hay nada de malo en que algunas películas, novelas, o historietas sean producidas con un mero afán comercial de entretener; por lo menos no me cuento entre los que se niegan a ver una buena película de entretenimiento como las de Indiana Jones o leer un libro como El Código Da Vinci. Mucho menos me cuento entre aquellos que creen que el entretenimiento sea incompatible con el arte. Todo lo contrario. Quien gusta del arte, lo disfruta y, por tanto, se entretiene con él. Se puede producir algo entretenido sin una pizca de arte, pero sin duda, cuando se hace algo artístico, este algo resulta entretenido para quien es capaz de disfrutar de él.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hey, Arácnido!, leí tu artículo de 5 años atrás, muy bien documentado, tienes madera para historiador, veo que te gusta la exactitud y la mayor cantidad de datos que puedas reunir sobre un tema, pero no resultas aburrido. Quizás para promoverla debería haber una historieta sobre la historieta, mientras te leía me imaginaba (mi imaginación tiene personalidad propia, sorry :>) que los niños (porque por allí se tendría que empezar) son más bien compelidos a dibujar, narrar, pintar (y ahora con los móviles tomar fotos) sus experiencias, pero casi nunca les piden que hagan una historieta; así que ellas pasan por sus vidas como cómics y eso fue todo. Por otro lado, los cómics actuales se enfocan al público adulto (al que perdieron en la niñez) así que tampoco puedes introducir a los niños a este mundo por allí. Es decir se sigue generando la brecha y el desconocimiento en posibles futuros lectores de historietas. Falta una guía que indique para que público y edades se recomienda tal y tal historieta, crecí como un hongo silvestre por eso tuve libertad de leer todo lo que encontrara a mi paso (aunque es un hecho que no todo fue bueno para mí). Dicen que los que tienen pasión por algo deben hacerse cargo. Además, el formato te enseña a ¿explorar/explotar? distintas habilidades como la observación de detalles, la comprensión de lectura, manejo del lenguaje gráfico(cuando lees una historieta en la niñez, es tan fácil comprenderla, sabes que un globito con nubes es algo que el personaje está pensando etc.)...bueno no tengo un doctorado sobre el tema, pero yo lo veo por ese lado. Difícilmente el público en general pensará que es una expresión artística, porque sí la mayoría de la gente relaciona el arte con aquello que está obligado a hacer pero no a disfrutar; y esto es por la falta de acercamiento, conocimiento o costumbre de cultivar aquello.
Sobre Kill Bill 3, sí yo ya la vi en mis sueños, jajaja … fue un lapsus cinematographus somnius.
Bueno y en cuanto a The Bride, como argumento si la movía la venganza; pero yo capturé el sentido de que todo lo hizo por recuperar a su hija. Recuerda que ella estaba embarazada cuando la hirieron, así que allí funciona algo que es la intuición que una madre tiene tal conexión con el niño en su vientre (nadie le dijo que la hija vivía, pero ella sabía que sabía, sí!) y que quizás sólo puede ser entendido por quien lo ha vivido (que es parte del argumento The Forgotten, aliens querían entender el fondo de las conexiones humanas, el más fuerte el de una madre y su hijo)
En fin, ambos tuvimos una percepción distinta de un mismo hecho, quizás la tuya es objetiva y más real; pero yo la recuerdo así y soy feliz con ello. :)

Carlos Tovar dijo...

Me has hecho recordar los talleres de historietas para niños que hizo Juan Acevedo, historietista peruano. Para esos talleres, Juan hizo una serie de fascículos llamados "Para hacer historietas" que dieron como resultado un excelente libro del mismo nombre.

Cierto que ambos tuvimos una percepción distinta sobre Kill Bill. Interesante tu argumento de que the Bride intuía que su hija estaba viva...Y que bien que seas feliz con ello!!

Sobre cómo uno recuerda las cosas, me has hecho recordar un post que escribí sobre realidad y recuerdo.

http://nidodeerratas.blogspot.com/2009/07/cosa-curiosa-son-los-recuerdos-o-lo-que.html

Espero lo encuentres interesante!

Saludos!!

Carlos

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.