miércoles, 22 de octubre de 2008

Kramnik se hunde: pierde por tercera vez


Kramnik volvió a perder, esta vez jugando con negras en la 6ta partida, frente a Anand, quien viene haciendo muestra de una excelente preparación en las aperturas.

El ruso se vio sorprendido en la apertura tras una novedad de Anand (9. h3) y tuvo que sacrificar un peón para buscar contra-juego. Al inicio, Kramnik obtuvo mayor iniciativa pero ella no se vislumbraba como duradera: Anand se iba liberando y amenazaba con pasar a un final con un peón de más. Entonces, Kramnik sacrificó un segundo peón, pero Anand siguió liberándose y, en pocas jugadas más, tomó la iniciativa y se impuso en virtud a sus dos peones de más y a claras amenazas contra el monarca negro. Finalmente, Kramnik se rindió en la jugada 47.

En mi opinión Anand ha aprovechado la lección que dejó Topalov cuando éste jugó frente a Kramnik en el 2006. En esa oportunidad, en las primeras partidas, Topalov puso ante las cuerdas y al borde de la derrota a Kramnik, merced a una mejor preparación en las aperturas. Demostró que si se está bien preparado, se puede jugar activamente contra el archi-famoso supersólido juego de Kramnik e incluso sacrificar material (peón) por la iniciativa. En varias oportunidades, debido a errores imperdonables, Topalov echó a perder la ventaja obtenida y sus “victorias virtuales” se quedaron en eso y se transformaron en derrotas reales. La realidad en el match actual es que Anand tiene un juego más preciso que el que tuvo Topalov. No comete los errores que este último comete a veces en partidas decisivas (ver parte final del artículo “Entre escaques y retretes”). Toda vez que Anand ha obtenido una ventaja contra el Kramnik no lo ha soltado hasta hacerle capitular.

El match está decido. No hay nada que hacer. Si se tratara de fútbol varios comentaristas dirían que “numéricamente Kramnik tiene posibilidades” pero eso, como se sabe, es absurdo y no es lo que importa. Lo que importa es que “estadísticamente Kramnik está perdido”. Las probabilidades de que en las seis partidas restantes gane la mitad y no pierda ninguna es, estadísticamente hablando, prácticamente nula. Peor aun porque Kramnik, resulta obvio, no está en su mejor momento.

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