domingo, 27 de noviembre de 2016

Carlsen y su espíritu de lucha


Pese al alto número de empates, el match por el campeonato mundial de ajedrez entre Carlsen y Karjakin ha sido muy interesante y atractivo. Muy luchado. Hubo siete empates seguidos, antes de que se rompa por primera vez la igualdad. Esto es raro, pero ha ocurrido antes.

En 1995, Kasparov y Anand se enfrentaron por el título mundial y tuvieron el récord de mayor número de empates antes de que por primera vez se rompa la igualdad. ¡Ocho empates en las primeras ocho partidas! El equilibrio se rompió recién en la 9na partida (Anand se impuso, pero luego Kasparov logró remontar de manera impresionante).

Pero hay una gran diferencia entre los elevados números de tablas de los enfrentamientos Kasparov-Anand (1995) y Carlsen-Karjakin (2016). Las tablas (empates) del campeonato mundial de 1995 fueron en general cortas, poco luchadas, en comparación con las del campeonato del 2016. En promedio, en el mundial Kasparov-Anand (1995) los empates duraron 27 movimientos. En cambio, en el mundial Carlsen-Karjakin (2016), a la fecha, las partidas que terminaron en empate han durado en promedio 52 movimientos. Es decir, casi el doble número de movimientos.

En el campeonato de 1995, hubo empates acordados solo en 12, 16 y 20 movimientos. En cambio, en el campeonato de 2016, el empate más corto se produjo en 32 movimientos. Hubo empates que duraron hasta la jugada 78 y 94. Y esto es lo bueno que ha hecho Carlsen por el ajedrez: siempre busca la victoria, incluso en terrenos áridos. Y como vimos en la 8va partida, incluso a costa de exponerse a perder.

En una entrevista que le realizaron en el 2012, el GM español Miguel Illescas, sobre esta característica de Carlsen, dijo:

"En posiciones donde los grandes maestros, incluido Kasparov, pensarían que las tablas son inevitables, resignándose al empate, aceptándolo internamente, este muchacho las juega con absoluta dedicación y empeño. Para él no existe el concepto de callejón sin salida, de hasta aquí hemos llegado, de punto terminado, él sigue y sigue. Y realmente provoca los errores de los rivales, por la tenacidad con la que se emplea unida a una calidad un poco futurista". 

Esta característica de Carlsen nos recuerda mucho a Bobby Fischer, quien iba en pos de la victoria en cada partida. Así como el actual campeón mundial, Bobby jugaba cada partida hasta la victoria. Karpov una vez declaró: "Fischer llevó el aspecto competitivo al límite, porque luchaba hasta quedarse con los reyes desnudos".

Antes de empezar el campeonato mundial en curso entre Carlsen y Karjakin, pocos esperaban que hubiese un elevado número de empates, y algunos pueden estar hasta medio desilusionados. No comparto esa desilusión porque las partidas han sido peleadas al máximo. Desde las tribunas hay que agradecerlo. Carlsen ha sido fiel a su actitud deportiva de buscar la victoria por todos los medios. Y Karjakin ha aportado lo suyo también. Está dando una formidable pelea ¡está empatado con el campeón del mundo! Veremos qué pasará en la última partida en la que Carlsen llevará las blancas.

El título de Campeón del mundo se definirá en la partida 12. Si persiste el empate ambos rivales tendrán que ir a partidas cortas de desempate, dos días después. No creo que Carlsen contemple esa alternativa. Estoy seguro que, como siempre, saldrá a ganar la partida 12.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

Maus, de Art Spiegelman

Dejé pasar mucho tiempo sin leer por completo los dos volúmenes de Maus, el aclamado cómic de Art Spiegelman. Tomarme un tiempo para leerlos ha sido una de las mejores inversiones de mi tiempo últimamente.


He leído muchos cómics y visto muchas películas sobre el holocausto judío, hechos con mucha sensibilidad, contados desde distintos ángulos, pero este cómic (novela gráfica, si prefieres llamarla así) está construido de una manera muy singular. Narra la vida de un sobreviviente al holocausto judío, Vladek Spiegelman, quien le cuenta a su hijo, Art Spiegelman, nada más y nada menos el mismo autor de esta bella obra, cómo escapó a la muerte. Así, este cómic narra, a su vez, cómo se hizo el mismo cómic.

Hay varias dimensiones en cómo es contada esta formidable historia.

Una primera dimensión de tiempos. Un tiempo sobre la atribulada vida de Vladek durante la Segunda Guerra Mundial; el otro tiempo sobre su vida actual, inevitablemente marcado por la etapa anterior de su vida. De alguna forma, Vladek sigue siendo prisionero de su pasado, de sus memorias, que ahora su hijo Art o Artie, como su padre lo llama, le obliga a contar con sumo detalle.

Una segunda dimensión de generaciones. Una generación, la de Vladek, el padre sobreviviente al holocausto. La otra, la de Artie, su hijo, quien quiere dejar registrada la historia de sus padres con todo el detalle posible. Dos generaciones absolutamente unidas, pero que, como descubrimos en la historia, discurren hacia caminos totalmente distintos. Ambos viven en los Estados Unidos, pero mientras uno, Vladek, parece vivir en el pasado, en su Polonia natal, en su vida en los campos de concentración; el otro, Artie, aunque no ignora sus orígenes, tiene claro que su vida está en el país del norte, donde sus hijos crecerán y tendrán una vida completamente distinta a la que tuvieron sus abuelos.

Una tercera dimensión, la de los presentes y de los ausentes. La esposa muerta y el primer hijo desaparecido discurren como fantasmas que no se van de la vida de Vladek, ni de la de Artie. Uno se pregunta, casi desde el inicio que es de ellos. Spiegelman logra hacernos sentir y verlos tan cercanos, pero, al mismo tiempo, tan ausentes, espectrales.

Una cuarta dimensión, que tal vez pueda ser inesperada, que alberga el drama y el humor. Existe, como es fácil entender, una atmósfera de drama magistralmente pincelada por la muerte, el miedo, el dolor, la angustia, la traición, la incertidumbre, etc. Pero, por increíble que parezca, hay una dosis de humor, aunque muy dosificado, en esta dolorosa historia. Un contraste con el que Spiegelman (no digo el nombre, porque a veces es el padre y otras veces es el hijo) es capaz de contar esta historia. Todo ello nos recuerda que esta historia, pese a lo dramática, tiene un germen de esperanza.

Esta notable obra aparece casi invariablemente en la selección de los mejores cómics de la historia. Y todos los elogios son más que merecidos.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Magnus Carlsen, el documental

Este año se estrenó un film sobre Magnus Carlsen, campeón mundial de ajedrez.

Carlsen no es el típico genio de ajedrez, que suele ser caprichoso y difícil de tratar. Tampoco suele mostrar un alto ego como muchos otros grandes genios del ajedrez. Cuando lo llaman genio, dice:

"Me puedes llamar genio del ajedrez, pero no genio. Yo no soy de esas personas que lo coge todo inmediatamente. Necesito adquirir conocimiento. Y así fue con el ajedrez. No vino automáticamente, lleva mucho trabajo. No lo consideré trabajo pero me llevó mucho tiempo entenderlo todo. Y creo que así es con todo. Al menos para mí".