jueves, 14 de noviembre de 2013

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Me gusta aquella gente de una inteligencia clara, limpia, sin preconceptos. Aquella con capacidad para explicar con simplicidad algo enredado y para encontrar soluciones sencillas a problemas complejos…
Pero, más aun, me gusta la gente sencilla, sin retoques. Aquella que es siempre la misma, sin importar quien esté a su derredor. La auténtica, transparente, directa. La que no necesita de un reflector para sentirse importante…
Me gusta, asimismo, aquella que siempre piensa y habla bien del resto. Aquella que anda sin sobreentendidos o sospechando siempre del resto. Aquella que está más pendiente de dar un saludo, que en recibirlo. Aquella que no anda juzgando a la gente, condenándola, discriminándola, sino alentándola…
Me gusta aquella gente que conserva su niñez, que sabe sacar al niño o niña que hay dentro de sí. Y aquella que posee la capacidad de sonreír aun en momentos difíciles; de agradecer a Dios. Aquella que se atreve a decir lo que siente, sin temor, cuando debe hacerlo…
Pero, especialmente, me gusta aquella gente que es lo suficientemente inteligente, sencilla y auténtica para saber pedir perdón y saber darlo.

2 comentarios:

giovs dijo...

lindo y lo bueno es que aún hay mucha gente así en el mundo...sabemos que solo Dios puede cambiar transformar y hacerte como un niño o si quieres como un NIDO completo! Dejad a los niños venid a mi xq de tales es el Reino de los Cielos, bendiciones y Keep going! your friend Giovs Humitas!

Carlos Tovar dijo...

Gracias Giova! Y sí, todo lo bueno viene de Dios!