Desde que leí el primer libro sobre Bobby Fischer, allá a mediados de los 80s, he escuchado, una y mil veces, la anécdota del enfrentamiento ajedrecístico entre Miguel Botvinnik, por entonces campeón mundial, y Bobby Fischer, campeón americano, en la Olimpiada de Varna (1962). Es imposible concebir una biografía sobre Bobby sin mencionar dicho enfrentamiento. Está, por ejemplo, en todas las notables obras sobre su carrera ajedrecística, pasando por “Bobby Fischer su vida y sus partidas” de Pablo Morán, “Bobby Fischer” de Bjelica, “Bobby Fischer rediscovered” de Soltis, hasta “Mis grandes predecesores: Fischer” de Kasparov, y, desde luego, en el propio libro de Bobby “Mis 60 memorables partidas”.
Se sabe que Bobby jugando con negras ante Botvinnik obtuvo sobre el tablero una posición ganadora, tras refutar sobre la marcha una intensa línea preparada de antemano por Botvinnik. El juego, sin embargo, fue aplazado hasta el día siguiente y durante el aplazamiento el equipo ruso, Efim Geller específicamente, encontró una línea salvadora para el campeón mundial. Cuando el juego se reanudó, Bobby Fischer, que siempre jugaba en solitario, entró en la línea prevista por el equipo soviético y dejó escapar la victoria. Innumerables análisis se hicieron desde entonces, pasando por los análisis del propio Fischer hasta, para darnos cuenta de la importancia de la partida, del mismísimo Kasparov. Todo eso es muy conocido, y también lo es que tras dejar escapar la victoria, Fischer, entonces de 19 años, se puso pálido y al culminar la partida se sintió completamente descorazonado. ¡Había empatado contra el campeón del mundo, pero eso era una derrota para él! Imaginé mil veces cuál sería el semblante de Bobby Fischer al terminar esa partida, pero todo quedó en el campo de la imaginación porque no tenía ningún registro visual al respecto… Hasta hace poco que encontré el siguiente video en el internet que fue subido hace unos cuatro meses. ¡Veámoslo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario