He
comentado esto antes, pero quiero hacerlo una vez más... Hace cinco años, un 14 de octubre, fui por vez primera
a Grace, una iglesia cristiana en el Estado de Virginia, dentro del perímetro
del metro de Washington DC. Quedé cautivado por la Palabra de Dios. Quien
predicaba era el pastor John Slye, una persona que ha marcado mi vida tanto
como la marca ahora el pastor de mi actual hogar, Camino de Vida. La prédica del
pastor John era sobre Relaciones. ¡Todo ese mes dedicó sus prédicas a este tema
de una manera tan sencilla, pero profunda, que nunca, aún hoy, dejo de
maravillarme cuando las recuerdo! Ahora, viviendo en Lima, me encuentro
disfrutando de una Conferencia sobre el mismo tema en Camino de Vida.
Hace
unos días, entré a la página de Grace para escuchar una de las prédicas del
pastor John y vi que estaba en una nueva serie sobre Relaciones (en realidad
cada año le dedica buen tiempo al tema). Lo primero que le escucho decir es: “No
hay una vida estupenda sin relaciones estupendas”. ¡Tan simple como eso! Y la
primera relación, la fuente de todas nuestras relaciones, es con Dios. Lo demás
fluye o debe fluir. En mis relaciones, con las personas que amo y aprecio, familiares
y amistades, así como mis compañeros del trabajo, me ha tomado un buen tiempo aprender
a preguntarme ¿Dónde está Jesús en medio esto? Debe estarlo (la Biblia dice que
Jesús lo cubre todo en todo). Creo que si queremos que Jesús esté en medio de
nuestras relaciones, debemos actuar como él actuaría. Eso implica, no pensar en
nuestras necesidades, sino en las de la otra persona; tratar a las personas
como nos gustaría que nos traten; pensar lo mejor de las personas, no
juzgarlas. Bendecirlas, quererlas y desearles lo mejor. Amarlas tal como Jesús nos amó, ama y amará. Es todo un reto que tenemos como cristianos...
Acompaño esta nota, con una canción de Aline Barros, que solía escuchar en el 2008, y que estaba en un CD que me grabó mi hermanita Silvia. Estuvo en mi primer CD cristiano, junto a Digno eres Señor de Marco Barrientos.